lunes, 15 de octubre de 2007

Lunes 7.30 a.m.

La gente va y viene medio zombie, más tranquila de lo que he visto en otras ciudades, pero va y viene al fin. No es hora de grandes reflexiones, ni pensamiento, simplemente es hora de ir y venir.

Uno, ajeno a esa dinámica rutinaria, que los lunes echa a andar, suele estar incómodo simplemente por plantearse lo absurdo de todo. Las horas de sueño son las justas con suerte y pensar en ser una simple pieza de ese reloj, que interrumpe el deseado descanso a las 7.30 a.m., tampoco es la más reconfortante de las realidades.

Pero hoy, vaya a saber uno por qué, ese sonido y abrir los ojos, a horas más deseadas para volver que para ir, ese paseo entre autómatas que van y vienen, esa dinámica que tan poco me gusta y muy pocas horas de sueño me han encontrado con una felicidad inexplicable.

No, nadie se ha apropiado mi identidad y sigue siendo el mismo el que escribe. Pero, algo ha cambiado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Estas seguros que nada ni "nadie" se ha adueñado de ti? ..... No sé yo. Cuanta envidia me das; yo a las 7:30 voy montada en el coche cual corderito que llevan al matadero.

A ver cuando nos tomamos una cerveza, lo digo por aquello de que si la felicidad se contagia....
por favor contagiame un poquito.