martes, 28 de agosto de 2007

Testamento

Poco me importa lo que sea de mi el día en que esté muerto, no por nada, básicamente porque estaré muerto y como que me da un poco de igual. Pero hay una cosa que me atormenta, y por eso, quiero dejar constancia por escrito de mi última voluntad.

Como si mi familia quiere donar mis restos a la ciencia o que lo que quede de mi cuerpo lo aprovechen otros vía transplante. También podría ser cremado o enterrado. En cualquier caso no tengo una preferencia al respecto.

Lo único que tengo claro es que no quiero una sepultura cristina, ni nada parecido. No quiero de muerto llevar ni una sola cruz, pero ni una, nada de lápida con la típica cruz, ni en el diario que salga mi nombre acompañado de una.

No soy cristiano y no lo seré, repudio a al iglesia católica y no me creo el cuento chino ese del dios de los cristianos. Por lo cual no colaboro, ni quiero colaborar de muerto, con ese tipo de cosas, básicamente porque en vida siempre estaré contra esas ideas.

Dicho queda, el día en que la palme espero que se haga mi voluntad tanto en la tierra como en el cielo. Bueno, en el cielo me da igual, total, dios no existe.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios mío.... Sacrilegio jajaja.

Segunda vez que hablas de tu muerte en este mes.
Pero que tétrico que eres...

De todos modos supongo que cumplirán tu voluntad en el momento preciso, eso siempre se hace no? Con el objetivo de que el fallecido pueda descansar en paz y subir al cielo con tranquilidad.

Jajaja. Besos
Gloria

Anónimo dijo...

No te preocupes hermano mio, tu cuerpo sera tratado de la manera mas impia posible, eso te lo prometo aqui.

La Miss dijo...

Si Gloria, lo se, pero con estás cosas de la religión la gente se pone muy tonta cuando muere alguien, por eso no me cansaré de repetirlo: No quiero ni una puta cruz, no solo no soy cristiano, sino que repudio el cristianismo.

Gamuza, como digo arriba no es un chiste de los mios, es algo que quiero realmente. Asique me alegro que seas garantia de se puede poner como se quiera poner, quien se quiera poner: ni una sola cruz.

Anónimo dijo...

Bueno, bueno, parece que este tema de conversación lo estamos teniendo todos en casa y la iglesia se está quedando sin futuros clientes.
En esta última semana se han ido dos familiares míos, y a parte de chuparme 800 kilómetros entre idas y venidas he tenido que aguantar la nueva y revolucionaria tarificación de la iglesia por dar la misa al muerto.
¿No era antes la voluntad? Que ya sabemos que la peña acababa dando, pero siempre estaba en mi mano no darles ni un pavo y que me mirasen mal. Pues no, ahora la misa son 133 euros (euro arriba, euro abajo, ya sabéis, el dolor hace no recordar, aunque yo me acuerde de todas sus castas). Y eso viene del episcopado, sí, sí, no es la estafa de un curucha avispado.
Y digo yo, ¿Declararán a hacienda por lo ingresado? ¿Enviarán la facturación del IVA cada trimestre?
Se la están buscando, y no por mí que desde que tengo uso de razón los repudié, sino incluso por los viejos de los pueblos, que ahí es donde tienen su amplio mercado.