En tiempos de pensamiento casi único, donde somos educados en unos valores absolutos y sobre unas verdades que, a pesar de caerse por su propio peso a poco que se las analice, resultan prácticamente indiscutibles, el hecho de que algunas personas incurran en contradicciones, por lo menos, se antoja una bendición.
La gente de mi generación, por hablar de un colectivo que conozco bien, es, como dice mi amiga Meri “hija de la globalización” y se ha criado en este mundo. Es técnicamente imposible que alguien logre abstraerse totalmente de lo que “ha mamado” y del mundo en el que vive y a poco que intente salirse de la dinámica, en seguida se recurre al tópico de la contradicción para desmerecer sus reflexiones.
Quienes no se contradicen nunca son quienes no son capaces de cambiar una coma de lo establecido y simplemente se dejan llevar por la corriente, no se donde está el mérito en eso. Quienes, por el contrario, actúan según sus propios pensamientos e ideales por fuerza incurren en algunas contradicciones, porque es imposible evitar ser hijo de el tiempo en el que se vive.
Si todo el mundo alguna vez incurriera en alguna contradicción, la humanidad como tal me generaría alguna esperanza. Por eso hoy me siento en condiciones de decir que dichosos los que se contradicen, porque en ellos está la posibilidad de cambiar, al menos, algo.
lunes, 16 de julio de 2007
Dichosos los que se contradicen
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3 comentarios:
Por allí hay un libro-entrevista a tres políticos venezolanos que se llama: Sólo los idiotas no cambian de parecer. Algo más o menos en la tónica de este post. El postmodernismo estandarizó hasta las mentes de la gente, la contracultura tiene reglas, la gente prefiere perpetuar los establecido.
Totalmente de acuerdo con tu comentario Jean, especialmente en lo de las reglas de la contracultura y no me refiero a alguien que, por ejemplo, utiliza internet para denostar contra lo establecido (bendita contradicción utilizar esta herramienta del "sistema global" en su contra).
El problema esta en que todo tiene su doctrina, incluso el movimiento más radical que podamos imaginar y a poco que te salgas de ella serás automaticamente un paria.
Si, estoy de acuerdo.
Personalemte, en muchas ocasiones intenté abstraerme de lo que he mamado, (sin desmerecer la generosidad de mis padres), y es cierto que en mucho disto de quien me dio de mamar, pero en otras cosas, por mas que lo intente, siempre acaba apareciendo, siempre acabo rindiendome a la comodidad de tenerlo todo hecho. De no tener que partirme la cara por un mundo, que me llama, pero no me convence de que lo que vaya a hacer sea mejor que lo que se ha hecho. Pienso que la globalización, como deciis, la he mamado tanto que hasta tengo ganas de vomitarla, pero ni si quiera alcanzo a forzarme para ello.
Solo me queda entonces contradecirme en muchas de mis acciones/palabras, me quedo con lo que me interesa aunque ceda en otras cuestiones.
Creo que las contradicciones también son una forma cómoda de poder ser libres sin salirse del tiesto.
Un beso.
Gloria Avila
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