martes, 8 de enero de 2008

Oid mortales el grito sagrado

Libertad, libertad, libertad. No es un invento mio, eso dice el himno. Ayer paseaba yo por la famosa calle Florida, la peatonal donde el centro de Buenos Aires es mas centro, y las imágenes con las que me crucé me dieron que pensar.

En la calle Florida hay mas banderas que nunca, no recuerdo haber visto tal cantidad en la vida, y esto se mezcla con una sensación que tengo: que últimamente por estos lares la gente siente cierto orgullo por haber nacido donde nació.

En la calle Florida la gente va y viene a montones entre mil comercios, bailarines de tango por la voluntad, vendedores que ofrecen dólares o servicios sexuales y algún que otro tullido que invoca nuestra caridad.

Pero la imagen con la que me quedé ayer (además de la niña de la foto a la que vi como una pareja, que presumiblemente eran sus padres, decía que sonriera mas que llevaba poco dinero recaudado) fue con otra todavía mas trágica.

Había detenido mi marcha en un negocio que en la puerta tenía la camiseta de la selección de fútbol, mientras tanto a los lejos se escuchaba el himno nacional, que pude notar venía de un puesto de diarios situado en medio de la calle.

Al levantar la vista hacía el kiosco vi un enorme muestrario de escarapelas (pequeñas banderitas que se ponen en la ropa, a la altura del corazón, que me tocaba llevar al colegio en los días patrios señalados) y todo tipo de Merchandising nacional. Al avanzar unos metros y recuperar la visión de la calle que me tapaban las banderas me encontré con la imagen de una niña que no pasaba los 8 años revolviendo, en pleno centro y a las 6 de la tarde, un contenedor de basura.

"Oh juremos con gloria morir" terminaba el himno que seguía sonando de fondo entre el murmullo del ir y venir de gente. ¿Morir con gloria por qué? ¿que gloria o que orgullo hay en esa postal? No solo no quiero morir, ni con gloria ni sin ella, sinó que repudio ese sentimiento patriótico, a este estado y todos los demás, porque son en gran medida los que favorecen a que se sigan viendo imágenes tan penosas como la que ayer me tocó ver.

4 comentarios:

Soledad Burgos dijo...

que lindo...el text eh
abrazos
Soledad

Glo dijo...

vaya tela. Son duras ciertas imagenes, esta que describes, ya se ve esto en España, en Sevilla recuerdo a un gitanito del vacie, de unos 6 o 7 años también buscando en la basura, se me descompuso el cuerpo. Y contradicción tal de la alegría del himno a la pobreza y al abuso de estos menores... y como queremos que no sean delincuentes, esta es la mayor justificación a mi trabajo.

El texto genial Javi, me ha gustado mucho la narración.

Un beso
Gloria

Glo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Recuerdo a mi madre saliendo de casa y diciendo con angustia: "Esas piernas que se ven pataleando al aire son de mi Manolito". Efectivamente, uno de sus alumnos de Palmete, de 8 años, estaba con todo el cuerpo metido en el contenedor de basura que hay bajo mi casa. Sólo se veían las piernas al aire, batiéndose para hacer hueco.


Ni la gloria ni el orgullo dan de comer; por lo menos habría que ser sensatos.