Ayer se cumplieron 60 años de la muerte de Gandhi y dada la efemérides me ha dado por escribir unas líneas sobre este sujeto. Su figura, que a poco de su muerte ya era la de un mito, se ha convertido en algo practicamente intocable y eso, personalmente, me fastidia.
Que Gandhi logró hacer de la no violencia su modus operandi y que en parte logró hacer realidad sus reivindicaciones es una realidad, pero que eso fue utilizado por los de siempre para crear un mito, a su medida, es también otra verdad. Ni todos los conflictos se pueden resolver pacificamente, ni que unos se resuelvan así implica que sea la única forma.
El mensaje subliminal que dan quienes utilizan la violencia más cruda, descarnada y despiadada es que solo desde la paz es justo luchar contra ellos, contra el poder. La figura de Gandhi se utiliza para eso y por eso es que el poder no solo ha aceptado al mito, sino que ha abonado el terreno para que se alimentara.
Hoy por hoy cualquiera que luche desde la fuerza, siempre en desventaja contra el poder, es un terrorista, palabra que ha perdido su significado (algún día escribiré sobre ello) y se ha convertido simplemente en un calificativo negativo.
El poder, el establishment, se mantiene por la fuerza y desde el engaño. El mensaje de Gandhi y su vida resultan muy interesantes, aunque he de advertir, amigos mios, que ha sido utilizado para meternos las ideas que le da la gana a los que mandan. Tampoco hay que asombrarse, si los católicos utilizan a Jesús, un revolucionario de pro, que podemos esperar de otros personajes y poderes.
Que Gandhi logró hacer de la no violencia su modus operandi y que en parte logró hacer realidad sus reivindicaciones es una realidad, pero que eso fue utilizado por los de siempre para crear un mito, a su medida, es también otra verdad. Ni todos los conflictos se pueden resolver pacificamente, ni que unos se resuelvan así implica que sea la única forma.
El mensaje subliminal que dan quienes utilizan la violencia más cruda, descarnada y despiadada es que solo desde la paz es justo luchar contra ellos, contra el poder. La figura de Gandhi se utiliza para eso y por eso es que el poder no solo ha aceptado al mito, sino que ha abonado el terreno para que se alimentara.
Hoy por hoy cualquiera que luche desde la fuerza, siempre en desventaja contra el poder, es un terrorista, palabra que ha perdido su significado (algún día escribiré sobre ello) y se ha convertido simplemente en un calificativo negativo.
El poder, el establishment, se mantiene por la fuerza y desde el engaño. El mensaje de Gandhi y su vida resultan muy interesantes, aunque he de advertir, amigos mios, que ha sido utilizado para meternos las ideas que le da la gana a los que mandan. Tampoco hay que asombrarse, si los católicos utilizan a Jesús, un revolucionario de pro, que podemos esperar de otros personajes y poderes.