Ojos

Modigliani, amigo y medio paisano: Lo único que te puedo decir es lo imperdonable que resulta el hecho de esos ojos que te dejaste sin pintar.

Disfrutar el momento

El reencontrarse con las personas es, o al menos debería ser, un momento agradable para recordar viejas batallitas y buenos recuerdos vividos en común.

Para quienes tenemos tanta gente querida lejos, en parte por nuestro culo inquieto, en parte porque la vida es un poco canalla, que nos faltan manos de 20 dedos para contarla y nos sobran dedos para contar la que tenemos cerca es un momento de gran felicidad.

Algunas personas al vivir un reencuentro experimentan los contrario y les da por pensar en lo que han perdido y no es lo que han ganado en esas horas y en el tiempo que pudieron compartir con esa persona.

Me gustan los reencuentros, los disfruto. El Carpe Diem de Horacio, que tanto le gusta a los modernitos, se puede aplicar en este caso. Disfrutar el momento, disfrutar el reencuentro, que antes o después nos vamos a morir y nuestro dios ese día estará lo suficientemente ocupado para tener tiempo de existir.

El silencio

A veces con palabras somos capaces de describir las bellezas que nos rodean y vivimos. Tantas otras somos capaces de conseguir con palabras darle la belleza que no tiene a lo cotidiano, o a cualquier cosa que nos empeñemos en describir.

Pero hay otras donde las palabras sobran, donde las más bonitas palabras salidas de la más prodigiosa de las plumas es incapaz de reflejar una virtud, una belleza o un sentimiento. En esos casos lo mejor es no decir nada.

A veces el silencio es la mejor forma de expresar las cosas, a veces no decir nada es decirlo todo. Algunas cosas no necesitan palabras, nombres, ni etiquetas, simplemente silencio. El silencio, que bonito es a veces el silencio.

Una de canis

"Esto ya no es lo que era", una crítica ácida y genial a un importante sector de mi querida Sevilla. Para quién nunca vivió en Sevilla o no es sevillano quizá el corto que viene a continuación no tenga mucha gracia. Pero para el que conozca Sevilla es una auténtica genialidad.

Amor, romanticismo y necedad

El rosa no es romántico. El pasteleo tonto menos aún. Nos han vendido mierda por amor y lo más triste de todo es que nos lo hemos creído. San Valentín, El Corte Inglés y su puta madre.

Lo peor del caso es que se suele cometer muy a menudo el error de valorar al amor tomando en cuenta factores como el tiempo, cuando hay amores que en tres cuartos de hora aportan más que relaciones de 20 años, que no valían ni para 5 minutos, pero que algunos se empeñan en dilatar mediante supuestas buenas intenciones que tienen una única y triste definición: conformismo.

Los amores breves no tienen por qué ser menos intensos y bonitos, y por supuesto su duración no implica que sean menos amores o sean vividos con menor romanticismo. Si las rosas no son menos bellas por que se marchitan pronto ¿Por qué tenemos que alegar lo contrario cuando hablamos de amor?

Con estas líneas no pretendo hacer un alegato contra la duración los amores o el recomendar ponerles fecha de caducidad, sino que se terminen cuando tengan que hacerlo, sean dos horas o 60 años.

Simplemente hago una defensa de los públicamente denostados amores de horas, continua e injustamente equiparados al sexo por el sexo, algo que personalmente considero inadmisible. Hay amores que duran unas horas, otros 30 años y algunos incluso 50 o más. La brevedad bajó ningún concepto implica que no exista algo más que sexo.

Como persona romántica y enamorada del amor no soy capaz de consentir el maltrato que se hace del mismo por necios que jamás han experimentado esa sensación, confundiéndola frecuentemente con relaciones que se dilatan por simple motivo de que los dos protagonistas necesitan otro perro al que ladrar.

Hay mucho más amor en un gesto, en una mirada y en ciertos encuentros sexuales que en la mayoría de matrimonios cristianamente consagrados “para toda la vida”. Necios del mundo, este es un mensaje para todos ustedes: sigan haciendo juicios de valor mientras otros buscamos el amor, lo encontramos a menudo y sobre todo lo hacemos por doquier.

Holocausto Judio

Subvención

- ¿Qué miras tio? Somos lesbianas.
- ¿y qué quieres? ¿Una subvención?

El año de la miss

Fue raro, 2008 fue un año muy raro que acabó como correspondía, siendo raro.

2009 comienza de forma extraña y con una sensación más rara que todo el 2008 junto. Sereno, calmo y seguro comienza un año cuyos primeros minutos ya apuntan a lo que será el año de la miss.

Es una sensación nueva, la sensación de que no pasa un año más y en 365 morirá, el sentimiento es otro muy distinto: quedan 365 días. Tiempo de definiciones, tiempo de ritmo demendial pero de felicidad extrema, tiempo de que todo se está jugando y es el momento. Quedan 364 días, unas horas y poco tiempo que perder.

2009 es el año de la miss.