Alguna vez escribí en estás páginas acerca del sembrar para luego recoger. Lo hacía en pleno periodo de siembra, cuando todo era echar semillas y no ver resultados. A veces lo hacía con confianza, a veces solo de forma rutinaria.
Han sido muchas las letras que encadené soñando despierto con los resultados de esas semillas, y en muchos casos sobre el desánimo de no ver resultados, ni esperarlos, inundó este espacio. En los momentos malos, en aquellos en los que ni siquiera quién escribe tenía fe en sus posibilidades, y mucho menos en que alguien le diera alguna oportunidad, hubo gente que no dejó de creer y que siempre me animó a ir a por todas.
Hoy, cuando al campo poco a poco le van saliendo flores por varios sitios, cuando queda mucho para recoger todo lo sembrado, es cuando vienen a la mente quienes siempre estuvieron ahí y sin quienes esas flores jamás hubieran existido.
En este momento, cuando vivo un sueño del que no quiero despertar, es cuando no puedo menos que dedicar unas líneas a esas criaturitas que tanto me han dado. No tiene sentido hacer una lista, ni nombrarles, porque es evidente quienes habéis estado ahí y habéis colaborado, de forma indiscutible, para que todo esto sea realidad.
Gracias, gracias por todo, en cada cosa maravillosa que pueda pasarme siempre estará presente vuestra aportación, porque lo que estoy consiguiendo, y todo lo que queda por conseguir, no hubiera sido posible sin ustedes. Ahora solo queda pediros una última cosa: Por favor, ayudarme a no despertarme nunca de este sueño.